“Dime cómo gastas, y te diré qué crees (de verdad) sobre ti.”

No hay estado de cuenta más revelador que el de tu tarjeta. No por el saldo, sino porque ahí está tu historia emocional con el dinero.


Cada gasto, cada crédito que pides, cada “me lo merezco” en 12 cuotas… revela algo más profundo que un simple capricho o necesidad: revela en qué crees y cómo te valoras.

 

1. Tu plata no miente. Tú, a veces sí.

No es en el Excel donde vemos la raíz del desorden financiero. Es en el alma. Porque la mayoría de nosotros no maneja su dinero desde la lógica…sino desde heridas emocionales, creencias heredadas, miedos y hasta ideas románticas mal digeridas.

¿Eres el comprador compulsivo con su tarjeta de crédito a reventar? Esto puede revelar algo más allá que un aparente desorden financiero, puede mostrarte el niño herido que nunca se sintió suficiente.

¿Acaso asumes un hábito de guardar todo “por si acaso” y nunca inviertes! No necesariamente es prudencia, puede esconder tus miedos más profundos al abandono o al fracaso.

¿Cómo reaccionas cuando prestas a tus familiares y amigos, especialmente a esos que nunca te lo devuelven? El que siempre da sin cobrar, no es generoso, es alguien que confunde amor con sacrificio mal administrado.

Revisa de forma concienzuda que emociones te mueven al utilizar tu dinero, y al relacionarte con los demás cuando el dinero está involucrado. Es el primer paso para cambiar hábitos que te perjudican en tu administración financiera, porque la mayor parte de los problemas de dinero tienen su raíz en el corazón humano.

2. Lo que crees se ve en tu billetera.

No se trata solo de cuánto ganas, sino de cómo lo usas. Esto con frecuencia está relacionado con la imagen que quieres proyectar, y las necesidades que muchas veces tu ego te plantea en torno a la seguridad, el bienestar, el poder o el placer.

Consideremos el tema con algunos casos.

Laura, 41 años, profesional con buen sueldo. Pero vive con la tarjeta de crédito a tope, paga solo el mínimo, compra ropa y maquillaje que en muchas ocasiones no llega a usar y cursos online que nunca terminan. En el fondo, Laura cree que “nunca será buena con el dinero”, como su mamá decía. Así que inconscientemente sabotea su estabilidad. Además, tiende a comprar en exceso cuando está estresada, lo que le proporciona una falsa sensación de bienestar y de tranquilidad al poder satisfacer estos deseos.

Andrés, 52 años, empresario aparentemente exitoso, pero no separa cuentas personales de las del negocio. Gasta a manos llenas cuando hay ingresos altos, pero luego no tiene cómo cubrir ciertos gastos en meses flojos o contar con una provisión para expandir sus operaciones. Andrés cree que “si no muestra abundancia, lo verán débil”. Su ego dirige la caja menor y el flujo de efectivo, ya que actuar así le da una sensación de poder y de autoridad delante de los demás.

Estos casos como muchos otros nos ponen a pensar, si realmente estamos teniendo la sabiduría necesaria para manejar nuestras finanzas, o nos dejamos llevar por nuestro ego y esas pasiones que no son buenas asesoras financieras.

3.¿Quieres cambiar tu dinero? Cambia tu historia.

Aquí no estamos hablando de tips financieros de cajita feliz. Estamos hablando de transformar tu identidad económica desde tus creencias porque hasta que no cambies tu forma de pensar, no cambiarás tus hábitos y eso incluye el manejo del dinero.

El primer paso para cambiar tu situación financiera es realizar un ejercicio juicioso de reflexión para identificar la raíz de los comportamientos que no nos llevan por el camino de la libertad financiera.

Y cuando hablamos de libertad financiera, no necesariamente queremos decir que debemos tener una fortuna. Lo que significa es que con lo que te ganas puedas tener un estilo de vida de tranquilidad para cumplir tus compromisos familiares, personales y financieros, sin sobreendeudamiento ni decisiones impulsivas que te lleven a la bancarrota.

4. ¿Cómo descubrir qué crees tú?

En este punto la honestidad contigo mismo es tu mejor aliado. Por eso necesitas hacer una introspección sobre tus creencias, y acompañarlas con un análisis de la realidad.

Para esto toma tus extractos bancarios de los tres últimos meses, y revisa en qué gastaste tu dinero. Clasifica cuánto de estos gastos fueron impulsivos, cuántos fueron planeados, y a su vez identificar si realmente fueron necesarios u obedecen a satisfacer deseos instantáneos y en cosas que realmente no necesitabas o que con una mejor planeación podrían dar espera.

Y recuerda que sólo puedes mejorar tu situación financiera, si mejoras desde tu alma, ya que el manejo del dinero es el reflejo de lo que hay en tu corazón.

Nota editorial:
Este blog nació de tantas conversaciones reales con personas que se sienten atrapadas por su dinero… o por su falta. Si algo de esto te suena familiar, este espacio es para ti.

✍️ Escrito por:
Tatiana Vengoechea, Gerente de VengaYa

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